Revista Costa Blanca

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Agricultura sostenible en la Costa Blanca | Ecológica entre Dénia y Villajoyosa

Suelo y conciencia

Cómo la agricultura ecológica está cambiando la Costa Blanca: Agricultura ecológica, nuevos sistemas de riego y productores sostenibles en la Marina Alta y Baixa.

La agricultura de la Costa Blanca ha cambiado silenciosa pero notablemente. Entre Dénia y Villajoyosa está creciendo una generación de agricultores partidarios de los métodos ecológicos, no por ideología, sino por necesidad. El aumento de las temperaturas, los periodos de sequía y el descenso del nivel de las aguas subterráneas obligan a replantearse las cosas.

En la Comunitat Valenciana, la superficie dedicada a la agricultura ecológica ha crecido más de un 130% en los últimos diez años. Alrededor del 20% de la superficie agrícola total está certificada como ecológica. Algo menos de un tercio corresponde a la provincia de Alicante, con especial atención al cultivo de almendros, hortalizas y vino. Comarcas como la Marina Alta son especialmente activas, donde proyectos como Verger Eco Alacant, en Benidoleig, o pequeñas explotaciones ecológicas en los alrededores de Xaló abastecen a los mercados locales de productos frescos y libres de productos químicos.

Aquí, ecológico significa: menos riego, nada de fertilizantes sintéticos, devolución de materia orgánica al suelo. Muchas explotaciones utilizan el riego por goteo y recurren a soluciones de almacenamiento de agua de lluvia. En la Marina Baixa, los agricultores están experimentando con variedades de almendros y algarrobos resistentes a la sequía y capaces de soportar las cambiantes condiciones climáticas.

El cambio cuenta con el apoyo de programas de la Generalitat Valenciana y de la financiación agrícola de la UE (PAC). Se conceden subvenciones para la reconversión, la certificación y la inversión en tecnología de ahorro energético. Municipios como Benissa, Pedreguer y Altea complementan estas medidas con iniciativas locales: comercialización conjunta, cursos de formación, mercados y proyectos para atraer a jóvenes agricultores a la región.

El consumo también está cambiando. Cada vez más hogares encargan semanalmente cajas ecológicas de la región o compran en mercados de productores como el Mercat del Riurau de Jesús Pobre, donde sólo están autorizados los productores locales. La conexión entre productor y consumidor es cada vez más directa y genera confianza.

El resultado es una nueva cultura agrícola que combina tradición e innovación. Menos productos químicos, distancias más cortas, más aprecio por lo que crece. Aquí la sostenibilidad no es una etiqueta: se ha convertido en una estrategia de supervivencia.

▶ En el próximo artículo de esta serie
Cómo continúa este desarrollo en la vida cotidiana: desde los mercados regionales hasta las nuevas formas de compra sostenible en la Marina Alta y la Marina Baixa.