
Patas en la playa - con su perro en la Costa Blanca
Patas en la playa - con un perro en la Costa Blanca Lo que está permitido, lo que es molesto - y donde los amigos de cuatro patas
El calor, el suave ronroneo de mi madre, la cercanía de mis hermanos... esos son mis primeros recuerdos. Pero llegó el día en que todo cambió: De repente sólo sentí frío y soledad. Con sólo dos meses, me encontré en una caja de cartón, abandonado en una esquina, a merced de los elementos. Soy Onka, y mi historia es sólo una de las muchas que hay aquí en la Costa Blanca, donde cada año se abandonan innumerables gatos.
La vida en la carretera me enseñó rápidamente sus duras reglas. Evitar las enormes y ruidosas cajas metálicas con ruedas. Buscar algo de comer en los contenedores de basura con el estómago rugiendo. Encontrar un lugar seguro para dormir cada noche. En las calles, numerosas colonias de gatos luchan cada día por sobrevivir. Sin los abnegados voluntarios que traen regularmente comida y agua, muchos de nosotros no tendríamos ninguna oportunidad.
Cuando era un gatito pequeño, era especialmente vulnerable. Los parásitos y el hambre me acosaban, cada día se convertía en una batalla. Entonces me fijé en una mujer que aparecía siempre en el mismo sitio y dejaba comida. La observé con recelo desde la distancia. Al cabo de unos días, llegó con una extraña caja. Lo que no sabía en aquel momento era que esa caja se convertiría en el punto de inflexión de mi vida.
Voluntarios entregados de organizaciones de protección animal cuidan de gatos callejeros como yo. Nos capturan, nos esterilizan y nos devuelven a nuestro entorno familiar, donde siguen cuidando de nosotros. O intentan realojarnos, como en Aldea Felina, un refugio exclusivo para gatos. Más de 110 de mis compañeros viven aquí y esperan un nuevo hogar. Las nuevas leyes españolas de bienestar animal prohíben la eutanasia de animales sanos. Sandra, una de las ayudantes del refugio, me llevó al veterinario. Por primera vez me atendieron con cariño.
Me vacunaron y me colocaron un pequeño microchip bajo la piel: mi identidad, obligatoria para todos los gatos desde las nuevas leyes españolas de bienestar animal de 2023. Me esterilizaron a los seis meses, un procedimiento importante que evita que nazcan más gatitos no deseados y tengan que compartir mi destino. Después de la operación, me dejaron vivir con Iván como gato de acogida. En su casa aprendí poco a poco a confiar en la gente.
Un día, Anusch y Alex vinieron a conocerme. Inmediatamente vi en sus ojos que serían mi nuevo hogar para siempre. Con mi propio pasaporte europeo para animales de compañía, empecé por fin mi viaje hacia una nueva vida llena de calor, amor y seguridad.
Mi historia lo demuestra: Todos los animales merecen respeto y una segunda oportunidad. Las protectoras de animales de la Costa Blanca hacen cosas extraordinarias con recursos limitados. Su trabajo salva vidas como la mía.
Centros de acogida: Más gatos para adopción
en la Aldea Felina de Denia (https://aldeafelina.es/)
o la Protectora Benidorm (https://www.protectorabenidorm.org), que también encuentra perros.
▶ Adoptar un animal del refugio de animales.
▶ Donar para atención médica y alimentos.
▶ Conviértete en familia de acogida de animales con necesidades especiales
▶ Haga esterilizar a tiempo a sus propios animales de compañía

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