Costa Blanca Magazin

La historia de la viticultura en la Costa Blanca

Die reiche Geschichte des Weinbaus

Excelente clima para la viticultura temprana en la Marina Alta y la Marina Baja

Los inicios de la viticultura en las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baja se remontan a la antigüedad. Los fenicios y más tarde los romanos reconocieron el potencial del clima mediterráneo y los suelos fértiles para la viticultura. Los romanos introdujeron avanzados métodos de cultivo y convirtieron el vino en un importante producto de consumo.
En la Edad Media, cuando los moros dominaban la región, se introdujo la uva Moscatel. Esta uva sigue caracterizando hoy en día la cultura vinícola de la Marina Alta. La producción de vino se convirtió en un factor económico clave, especialmente en la Marina Alta, donde los vinos pronto se convirtieron en importantes productos básicos.

El destino del vino: cambios en el siglo XX

El siglo XX trajo consigo grandes retos, como la devastadora crisis de la filoxera a finales del siglo XIX, que destruyó muchos viñedos. La región tardó años en recuperarse. Sin embargo, en la década de 1920 comenzó un periodo de revitalización, cuando los viticultores replantaron sus viñedos con variedades de uva más resistentes.

La fundación de las primeras cooperativas en la década de 1930, como Bodegas Xaló en la Marina Alta, contribuyó significativamente a la estabilización y posterior desarrollo de la producción vitivinícola. Estas cooperativas permitieron a los pequeños viticultores unir fuerzas y comercializar juntos.

La posguerra y la modernización

Tras la Segunda Guerra Mundial, comenzó una nueva era para la viticultura en la Marina Alta y la Marina Baja. La demanda de vino aumentó, y con ella la presión para modernizar los métodos de producción. En las décadas de 1960 y 1970, muchas bodegas invirtieron en tecnologías modernas, como depósitos de acero inoxidable para la fermentación y sistemas de riego optimizados.
Bodegas Enrique Mendoza, en L'Alfàs del Pi, es un ejemplo sobresaliente del éxito de la transición a la modernidad. Fundada en la década de 1980, esta bodega apostó desde el principio por la calidad y la innovación e integró variedades de uva internacionales en su producción.

La influencia del turismo y la globalización

A partir de la década de 1980, el turismo en la Costa Blanca aumentó considerablemente, lo que también repercutió en la viticultura de la Marina Alta y la Marina Baja. El creciente número de turistas de toda Europa y de fuera de ella provocó un aumento de la demanda de productos locales, incluido el vino. Muchas bodegas reconocieron la oportunidad de comercializar sus vinos directamente a los turistas e instalaron puntos de venta y salas de degustación.
Sin embargo, la globalización también trajo consigo nuevos retos. La competencia en el mercado internacional del vino se endureció y las bodegas tuvieron que hacer frente a la competencia de otras regiones vitivinícolas. Esto condujo a una mayor especialización y a una vuelta a los puntos fuertes regionales, en particular las variedades autóctonas de uva Monastrell y Moscatel.

Vino de moda

En las dos últimas décadas, la viticultura de la Marina Alta y la Marina Baja ha seguido diversificándose. La creciente demanda de productos ecológicos y sostenibles también ha dejado su huella en la producción vinícola. Cada vez más bodegas se pasan a la viticultura ecológica e invierten en tecnologías respetuosas con el medio ambiente.
Un ejemplo destacado de esta evolución son las Bodegas Francisco Gómez de Villena, especializadas en vinos ecológicos.

Los vinos de Francisco Gómez son reconocidos no sólo en España sino también a nivel internacional por su alta calidad y su producción respetuosa con el medio ambiente.
Hoy en día, las bodegas de la Marina Alta y la Marina Baja son el paradigma de una acertada simbiosis de tradición y modernidad. Los vinos que aquí se producen no sólo son una delicia para el paladar, sino también la expresión de una rica historia cultural que merece ser honrada.